- Relaciones maritales
Al final de la parashá de Metsorá, en el capítulo 15 del libro de Wayicrá (Levítico), nos explica la Torá las leyes relacionadas con las relaciones maritales.
En realidad, el primer mandamiento que aparece en la Torá es el de “creced y multiplicaos”, ya en el primer capítulo, que incluye, por supuesto, todo lo relacionado con esta reproducción, que será especificada en otros capítulos de la Torá Escrita y la Torá Oral.
No es nada nuevo que el hombre y la mujer busquen el placer en estas relaciones, ni tampoco es necesario que lo tomemos por algo prohibido. Al contrario, todos los mandamientos divinos, aunque no tengan por base o motivo el placer, deben cumplirse con alegría y complacencia, ya que con ello cumplimos la voluntad del Creador. Tenemos mandamientos como el ‘placer del shabat’, o como las ‘bendiciones por los placeres’. El yugo que nos impone el Creador no es cruel ni tampoco difícil, sino al contrario, destinado a llevarnos a la mayor dicha imaginable.
Pero el placer no es el punto de partida, sino el cumplimiento de esta voluntad divina. Cuando se confunde el orden, cuando se antepone el placer a la misión, comienzan los problemas.
- Culturas de placer
Como ya digo, el placer ha estado siempre en la base de las relaciones físicas entre hombre y mujer. La mayoría de las culturas han tenido que regular de algún modo las normas de estas relaciones, para que el placer no llegue a extremos degenerados. Ya que, en el interior de todos nosotros, hay una ‘vocecita’ que nos dice que ‘esto no se puede hacer’. La mayoría prefiere hacer caso omiso de esta ‘vocecita’, llamada también ‘conciencia’, pero todos, o casi todos, tienen unos límites, unas líneas rojas, que no se atreven a atravesar.
Incluso los depravados griegos, egipcios, cananeos y romanos, que cometían incestos y orgías, que no respetaban la integridad de la familia al intercambiar parejas, reconocían que debía haber un límite, cercano o lejano, que no podían pasar. Y esto nos ayuda a comprender que el Creador ha impuesto en nuestra personalidad unas pautas, no las que proponían los cananeos, que deben ser observadas.
- El Orden de las Mujeres
La Mishná y el Talmud dedican muchísimos capítulos, todo el Orden de ‘Nashim’ = ‘Mujeres’ (la Mishná está dividida en seis Órdenes), a explicar el secreto de estas relaciones. En el segundo capítulo del tratado de Jaguigá, la Mishná decreta que no se puede enseñar en público, no sea que no sea comprendido correctamente, sino siempre a un máximo de dos alumnos, que estudien cara a cara con su maestro. El peligro de que se cometan errores en estos temas es muy grande, tanto por la facilidad con la que ocurren, como por sus gravísimas consecuencias.
La ciencia, la sicología, comienza a comprender que no se trata de un juego, que los hijos del incesto pueden tener graves problemas de identidad, que los adúlteros pierden estabilidad síquica. No son datos matemáticos, ya que las consecuencias pueden cambiar muchísimo entre una y otra persona, como también cambian las condiciones en que se produjeron las irregularidades.
- ¿Puritanismo?
Estoy aquí escribiendo esto, y me imagino que más de un lector usará su espíritu crítico para desacreditar mis palabras, para tacharlas de ‘conservadorismo’ o ‘puritanismo’ o cosas por el estilo. Por eso, quiero que quede bien claro que no hago más que explicar lo que dice el Talmud, la Torá Oral y la Escrita. Nosotros estamos seguros de que las directrices que estos textos nos dan son para nuestro bien, son los consejos que nos da el Creador, que quiere que hagamos buen uso de lo que nos ha otorgado para que disfrutemos de los resultados óptimos.
Hoy está de moda hablar de la libertad que tenemos sobre el libre uso de nuestro cuerpo, en cuanto a los abortos, al cambio de sexo, al amor libre, etc. Y la Torá no está en contra de nuestra libertad, sino que nos aporta toda una serie de ‘consejos’ para que esta libertad sea productiva y no destructiva. Al igual que somos libres de consumir calorías y colesteroles sin prestar atención a lo que metemos en nuestro cuerpo, pero nos aconsejan que lo hagamos correctamente, siguiendo una escala nutricional adecuada para poder seguir disfrutando por muchos años.
- Consejos
El libro del Zóhar tiene una expresión especial para los 613 ‘Mandamientos’ de la Torá. En varios lugares los denomina ‘Consejos’. Esta expresión está relacionada con unos versículos del profeta Hoshéa, uno en el capítulo 2, versículo 18, que dice “me llamarás ‘esposo’ y no ‘señor’”, y otro en el capítulo 5, versículo 11, que dice sufrimos “por haber ido tras la orden”. Explican nuestros Sabios, en la exégesis de estos textos, que el Mundo debe llegar a un nivel espiritual tan alto que sea capaz de reconocer los ‘buenos consejos’ que hay en la Torá, no como ‘dictámenes divinos’ que no tenemos más remedio que cumplir, sino como ‘buenos consejos’ que nos da el Creador para que podamos llegar a nuestro destino. O sea, que deberemos llegar a estas conclusiones no como resultado de una mera sumisión a la voluntad del Creador, sino desde una posición de libertad de consciencia y de libre albedrío, del que el judaísmo siempre ha hablado.
Así, pues, la Torá nos da en este capítulo 15 del libro de Wayicrá unos consejos relacionados con las relaciones maritales. Debemos esforzarnos, claro, para descifrar el significado de estos consejos. Es lo que comentaba yo antes sobre que “no se enseñan a más de dos alumnos juntos”. Hay que prestar atención y fijarnos tanto en el texto como en lo que hay entre líneas.
- Niños profetas
La Torá nos enseña que la procreación no es tan solo ‘parir’ unas criaturas silvestres, sino que nuestra misión es ‘crear’ unos seres humanos con las condiciones necesarias para convertirse en profetas, o sea, de ponerse en contacto directo y consciente con el Creador. Esto no puede hacerse inconscientemente, o con la cabeza llena de pensamientos inadecuados.
Por ello deben guardarse unas pautas muy determinadas. Cuando ello no ocurre, el cuerpo del judío ‘protesta’. Aparecen unas reacciones que podríamos llamar ‘psicosomáticas’, o sea, que la angustia del alma, la psique, repercute en el soma, el cuerpo. Es algo especial, sobrenatural, milagroso. Destinado a llamarnos la atención para que podamos rectificar el error.
La Torá habla, en este capítulo 15 de Wayicrá, de un flujo patológico, tanto en el hombre como en la mujer, que no sé si estará registrado en los catálogos de la medicina, ya que, como digo, se trata de una reacción especial del cuerpo, al igual de la lepra bíblica, la tsará’at, que no tiene nada que ver con la enfermedad conocida actualmente con este nombre. Y para una enfermedad espiritual, hay remedios espirituales, especificados en este capítulo.
- Descodificando
Estamos estudiando actualmente, en el proyecto del ‘Daf Yomí’, la página talmúdica diaria, los tratados que se ocupan de las relaciones entre marido y mujer, la formación de la familia, sus características espirituales, los peligros que acechan a la célula familiar, etc.
Un vecino mío en Shiló, el rabino Dov Berkovits, comenzó hace unos años un proyecto extraordinario, llamado ‘ha-Daf ha-Kiyumí’ (la página existencial) destinado a descodificar los textos talmúdicos. Nuestros Sabios usaron un lenguaje especial para definir los secretos de la creación, y de este modo se redactaron la Mishná y el Talmud. Al ‘traducir’ estos términos al leguaje moderno, se nos abren unas fuentes inéditas de sabiduría heredada de nuestros Sabios. Precisamente su primer libro es el que se refiere al código del Orden de ‘Nashim’, los Tratados talmúdicos que hablan de las relaciones familiares, y la lectura de este libro del rabino Berkovits abre las puertas para un nuevo enfoque de todas estas cuestiones, desde el punto de vista de nuestros Sabios, que por supuesto fueron extraídas de la Torá.
Autor : Nissan ben Avraham